“Las historias detrás de la radio en la selva son propias de Macondo”.
Mauricio Builes
Sábado 12 am. Llegaba la hora en que los secuestrados por las FARC se reunían en torno al radio
mientras esperaban aquella frase que daba comienzo a la emisión radial más esperada del día:
“Bienvenidos todos nuestros oyentes desde las selvas de Colombia”.
Se abren los micrófonos y Herbín Hoyos da inicio al programa ‘Voces del Secuestro’ mediante el cual los cautivos en el monte se ponen al corriente de la realidad que ellos ya no viven y esperan con ansías los mensajes de cariño de sus familiares.
La radio se convirtió entonces en la compañera más importante de los días húmedos, agotadores, míseros y solitarios que vivían los secuestrados en las amplias selvas colombianas. Es en este medio donde vieron un elemento esperanzador y dignificante que los conectaba con el mundo que dejaron atrás y mantenía viva la ilusión de algún día poder volver a una vida en libertad.
Toda una vida con las cadenas al cuello
Cesar Lasso, sargento mayor retirado, fue secuestrado junto a varios de sus compañeros el domingo 1 de noviembre de 1998 durante la Toma de Mitú hecha por aproximadamente 1.500 guerrilleros de las FARC en el departamento de Vaupés a eso de las 4:45 de la mañana. Durante la toma se destruyó la ciudad parcialmente y el comando de policía fue ocupado y usurpado.
Luego de casi 72 horas de combate, murieron 56 personas y 61 fueron secuestradas. Cesar Lasso duró en cautiverio 13 años, 5 meses y 1 día y fue liberado el 2 de abril del 2012 junto con otros 10 secuestrados.
La vida seguía su rumbo; mientras tanto en la espesura y la maleza de las montañas Lasso, con cadenas amarradas a su cuello, aguardaba el momento en que podía sentarse a escuchar las noticias y los mensajes de su familia.
“La radio fue el cordón umbilical, el medio que nos conectaba con la realidad y con lo que pasaba con nuestras familias al otro lado, a veces no entraba bien la señal y nos tocaba conseguir un alambre de esponjilla para lavar vajilla, lo entorchábamos y con un palo lo lanzábamos buscando el árbol más alto para que nos cogiera señal y así poder escuchar las noticias”, dice Lasso.
“Desde las 12 am estábamos pendientes y escuchábamos la voz de algún familiar, en mi caso hasta las 4 o 5 de la mañana, pero de todas maneras uno agradecía el hecho de que una emisora estuviese transmitiendo y que Herbin Hoyos participara con un grupo de mujeres y muchachos, que eran nuestros padrinos, y que buscaban a nuestras familias para que ellos nos saludaran, era un momento esperado durante los 8 días”, explica el sargento.
Lasso fue uno de los policías que más tiempo estuvo encerrado en la selva, alejado y condenado a una vida de cadenas y durante su cautiverio olvidó por completo el pasar del tiempo y sus días se convirtieron en un presente sin fin; pero fue la radio la que lo hizo consciente del transcurrir de los años y lo llevó a escuchar el futuro.
Fue durante un programa de Antonio Caballero en RCN que Cesar Lasso escuchó por primera vez la voz de su hijo, que para el momento de su secuestro, tenía 15 meses de nacido. El sargento nos dice “lo escuché con una voz de adolescente, me lagrimearon los ojos de pensar el tiempo que ya había transcurrido sin verlo”.
“Esa conexión con la radio y escucharlo me hizo sentirlo cerca y sentir lo que él me estaba contando y que lo estaba mirando cuando él me decía que estaba aprendiendo a montar en bicicleta; se caía, me transportaba y lo veía.” afirma Lasso.
Sin embargo, la radio también fue la mensajera de las noticias que no se querían escuchar. “Me enteré a los 8 días que un guerrillero me dijo que si yo ya sabía de la muerte de mi papá y pues cómo iba a saber si no nos prestaban el radio. Ya luego nos prestaron un radio y pude saber, pero ya como una noticia vieja”, cuenta el exsecuestrado.
Historias de cautiverio: La pasión que nos unió
Tantos años de caminar horas y horas entre matorrales, de dormir debajo de árboles, de compartir con el victimario, de aguantar lluvias torrenciales y de comer lo exclusivamente necesario dejaron en Cesar Lasso muchos recuerdos y anécdotas que lo acompañan ahora en sus días de libertad.
Una de sus historias nos lleva al día en que jugaba el Atlético Nacional un partido de fútbol que sería narrado en la radio, mientras tanto guerrilleros y secuestrados esperaban el inicio y se preparaban para escucharlo reunidos. Es así como Lasso inicia una conversación con uno de los farianos. “Le pregunté a qué hora jugaba Nacional, momentos después cae un rayo en el árbol y lo mata”.
“A nosotros que estábamos cerquita con cadena en el cuello no nos pasó nada. Al pelao le gustaba escuchar radio y él nos informaba y nos decía qué iba pasando”, concluye Lasso.
El fútbol fue la causa y el protagonista de muchos momentos de reconciliación, unión y alegría que vivieron las dos partes de esta guerra.
Según Lasso “estando en condición de secuestrado, encadenado y privado de la libertad y viene un momento de alegría en que Colombia está jugando y está ganando no nos importaba tanto el momento que se vivía sino lo que estaba pasando con la Selección Colombia”.
Gracias a esto eran pocos, pero valiosos, los momentos en los que se olvidaba el odio de la guerra y solo afloraba un sentimiento en común: el amor por la patria.
El conflicto y la radio han tenido un largo recorrido y su historia es extensa. Para muchos en Colombia, la radio es el medio de comunicación por excelencia, en ella se escuchan las voces de la guerra y los conflictos, que desde hace más de 60 años, han cargado con miles de víctimas que tienen muchas historias por contar y merecen ser escuchadas.
Es por esto, que a lo largo de los años han nacido muchas iniciativas radiales que buscan visibilizar el daño de la guerra y su papel en la transformación del país. El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha sido una de las instituciones activas en cuanto a proyectos de memoria y reparación para los protagonistas del conflicto armado como lo es ‘Recuerdos de selva’.
Recuerdos de selva: Una ventanita al cielo
Mauricio Builes, realizador y coordinador de contenidos de este especial afirma que “más allá de ese boom mediático, la gran mayoría de las personas que fueron secuestradas aún están en la invisibilidad del relato periodístico, pero lo más grave, me parece a mí, es que siguen con muchos traumas por culpa del secuestro”.
“Parte del trabajo como el podcast en radio y lo narrativo consistió en escucharlos, qué fue lo que les ocurrió, cómo les ocurrió, pero sobre todo, qué ha pasado desde el momento de su liberación hasta hoy y cómo han reconstruido sus vidas y saber cuáles son sus reclamos”.
¿Qué pasa en la vida de un hombre después de permanecer encadenado más de diez años en la selva? es una de las preguntas que propone el especial periodístico ‘Recuerdos de Selva’ del CNMH.
Este especial recoge las memorias de un grupo de soldados y militares que fueron secuestrados por las guerrillas colombianas y sobrevivieron para poder contarlas a través de audios, podcast, videos, ilustraciones y textos. ‘Una ventanita al cielo’ fue la primera parte de este proyecto periodístico dedicado a la radio y su papel como constructor de memoria y elemento clave para la conexión con el mundo exterior.
“Una Ventana al Cielo fue el primer capítulo que decidimos incluir en el especial porque la radio literalmente fue la ventana, la conexión que tenían los militares secuestrados con el resto del mundo, con sus familias, amigos, con las noticias del país, con todo, entonces ellos casi que se lo disputaban, el mayor trofeo para ellos dentro de la selva era tener un radio”, Comenta Builes.
Este capítulo recoge los relatos de algunos militares y policías en homenaje a aquel aparato que más que una necesidad, fue la lámpara que alumbró los momentos de oscuridad del cautiverio que los encerró por años en la selva.
“Por la radio nos enteramos de la liberación. Una señora llamó y el locutor le contó la noticia. (…) Nos alegramos, nos abrazamos todos y nos pusimos a llorar”, cuenta César Rincón en una de las entradas del capítulo.
Este especial también recoge otros capítulos dedicados a la vida en el monte, el martirio psicológico y físico que se afrontó en la soledad y el aislamiento y un homenaje a los policías con más años de secuestro: Cesar Lasso y José Libardo Forero.
Mauricio Builes relata “no recuerdo cuál de todos los policías una vez me contó que recién llegado al campamento donde lo tenían secuestrado le propuso al guerrillero un cambalache, tú me das pilas para el radio y yo te doy la sudadera que traigo de soldado, ropa por radio y el guerrillero aceptó”.
El radio era un tesoro no intercambiable. Builes comenta también que durante las épocas navideñas y de inicio de año era el radio el objeto más utilizado y los momentos que se tuvieran con él eran preciados. Los militares y soldados esperaban su turno con el aparato para poder escuchar los mensajes de sus seres queridos y así poder llevar el aislamiento con esperanza.
Aunque este medio de comunicación mantuvo la fantasía y el anhelo de libertad en los retenidos mientras estaban alejados de la vida como la conocemos, nacen muchas preguntas que como sociedad colombiana deberíamos plantearnos.
En ningún otro país existe un programa de radio comercial dedicado exclusivamente a los secuestrados que deja el conflicto armado. ¿Qué dice esto de nosotros como nación? Esto es un indicador más no solamente de lo que significa el flagelo del secuestro en Colombia sino lo que en realidad es la radio para nuestro país.
Personas como Cesar y Mauricio saben y creen en el poder de la radio en el marco de la guerra y, a través de su experiencia, sea como víctimas o como visibilizadores de historias, han hecho de estos relatos un medio de reparación, reconstrucción y resistencia a la guerra.
“Fue por la radio y por intuición que sabíamos que íbamos a ser liberados”.
Cesar Lasso